Hace unos días un grupo de amigos navegantes llevó a cabo una recolecta para comprar cuatro móviles impermeables y antigolpes que pudieran ser utilizados para la realización de videoconferencias entre pacientes de Covid-19 y sus familiares. Estos teléfonos están pensados para ser utilizados en contexto de intemperie y especialmente en el mar.
Los móviles modelo IP68 son teléfonos:
- Totalmente desinfectables (pueden lavarse bajo el grifo con agua o jabón o lavarse con solución de alcohol sin riesgo de estropearse).
- Que se conectan con facilidad a una red wifi (red del hospital) con ancho de banda suficiente para realizar videollamadas.
- Que no tienen un número de teléfono asociado por lo que no tienen la inconveniencia de ir recibiendo llamadas en cualquier momento.
- Resistentes a los golpes y caídas.
- Que tienen baterías duraderas.
Que se conectan con el programa Jitsi que permite realizar llamadas o videollamadas sin coste de forma muy sencilla sin necesidad de crear ningún usuario. Solo es necesario especificar el nombre de la sala (por ejemplo nombre y apellidos del paciente) y hacer llegar la dirección web a los familiares (https://meet.jit.si/nombreapellido). Esta sala virtual se abre automáticamente en el momento que se conecta alguien, sea el paciente o familiar, de forma que no es necesario “descolgar” la llamada.
Existen actualmente, otras iniciativas similares muy interesantes a través del uso de iPads o tabletas que también utilizan programas como Jitsi, Zoom, Webex, Skype o Google Duo y consiguen realizar una buena comunicación planificada en el momento adecuado -las enfermeras son las que deciden cuando el paciente está preparado para recibir la llamada-. Sin embargo, todos estos dispositivos han de ir forzosamente protegidos con materiales desechables o resistentes para su desinfección. En este caso, y creo que este es justamente el valor diferencial de los teléfonos IP68, podemos lavarlos con agua y jabón bajo el grifo o desinfectarlos con una solución alcohólica sin que el dispositivo sufra y, además, no hay peligro de rotura si se producen caídas.
El teléfono tiene también un precio asequible (109€) para un grupo de 10 amigos que quiera destinar cada uno 10€ a la causa, y por supuesto, si hay interés en realizar esta iniciativa, cualquier persona puede llevarla a cabo. Es cierto que diversas empresas privadas de telefonía y tecnología están realizando importantes donaciones de tabletas a los hospitales, pero no siempre es fácil e inmediato acceder a dichas prestaciones, especialmente en centros que no tienen demasiada repercusión mediática.
Los teléfonos personales de los propios pacientes también pueden usarse y evidentemente no necesitan desinfección, pero tienen el inconveniente añadido de las cargas de batería y el uso de contraseñas que dificultan la tarea de las enfermeras.
La iniciativa ha sido puesta en marcha exitosamente gracias a la colaboración de Vanesa Martínez, Jefa de Área de Hospitalitzación Quirúrgica del Hospital de Martorell y su equipo. Al ser una de las enfermeras encargadas de la coordinación de todos los enfermos de Covid-19 hospitalizados en Martorell, y además parte integrante del grupo de navegación, hace unos días recibió los 4 móviles, diseñó un manual de instrucciones para los familiares, elaboró una comunicación interna a todo el personal de enfermería e hizo realidad el proyecto.
Actualmente los móviles están siendo usados a diario y se han convertido en unas herramientas de trabajo indispensables para aliviar la soledad de los pacientes de Covid-19 que llevan días separados de sus familiares.
El Hospital de Martorell, igual que muchos centros receptores de pacientes de coronavirus, tiene un equipo de informantes que se ocupan de realizar una llamada diaria a los familiares para comunicar el estado de salud de cada paciente, pero se ha demostrado que el contacto visual y auditivo, por muy breve que sea, está siendo uno de los mejores remedios para aliviar la ansiedad y preocupación de todos los que están viviendo esta situación en primera persona, es decir, pacientes, familiares y, por supuesto, profesionales.
Post publicado en el blog ‘Avances en Gestión Clínica’